lunes, 12 de noviembre de 2018

Fraseología de temerarios

Su materialidad era endeble y caótica, su savia estaba llena de ausencias- que había provocado con cierto gozo-  y contradicciones directamente heredadas de la matriz de su existencia.
Historias, hechos, crónicas, sucesos y hazañas.
Sostenía una vida que a juzgar por su coyuntura cultural y formativa parecía ser latosa, uniforme, constante, monótona.
Parecía que sufría de ciertas aspiraciones a pertenecer- al común de la multitud y su afluencia.
Por lo que hacía uso de un compendio perfectamente confeccionado de frases hechas. Cada una se correspondía a un contexto diferente, y era utilizada de manera ajustada a la ocasión.
La mayoría de ellas eran sobre el clima: precipitaciones, lluvia y húmedad.
Sabía perfectamente la diferencia entre la lluvia, la nieve, el granizo y el aguanieve, porque ésta última es la nieve "parcialmente" derretida, son pequeños hielos amorfos.. y eso, eso no es poca cosa.
También ahondaba en algunas cuestiones de la actualidad, política, economía. Disponer de esa información lo deleitaba, ya que sabía actuar el disgusto y la pena.Emitía su discurso embalado en la queja. Sabía que el gentío era proclive a vomitar la grasa de su profundo receptáculo de improperios rancios y reaccionarios de mandatos mercantilistas que hincaban sus mentes.
Pero donde habitaba la mayor parte del tiempo, era en su entusiasmo por los sinónimos. Le parecía que edificaban realidades disímiles o idénticas pero con pequeñas diferencias en las que se regocijaba. Esas desemejanzas se singularizaban en el mismo momento en que eran nombradas. Eran como burbujas, circulares, diáfanas, tenues y delicadas.
Entonces le parecía que enrealidad nunca repetía dos veces la misma expresión y eso lo apartaba de la fatalidad del destino. Era un pequeño refugio de certeza y auxilio.
Pensaba que al igual que una pieza de cristal, cuando rompía un vocablo contra el espacio, todas esas pequeñas unidades no se podían volver a juntar, se dispersaban en otras jerarquías, otros cosmos y hasta otros horizontes de conciencia.
Era como el pico de una regadera, como una fuente con muchos caudales que salen del mismo lugar y se dispersan para no volver a encontrarse.
No sólo invertía su tiempo en eclosionar términos, sino que también gustaba de desglosar los mismos en categorías, volviendo a aquellos precisos en abstractos, o los particulares en colectivos a través de fundamentaciones irrisorias.
A veces mezclaba las cualidades semánticas de un objeto y armaba otra cosa.Pensaba en la luna, redonda, iluminada, llena de cráteres y se acordaba de su vecina, entonces la llamaba luna. Y a la luna la llamaba Silvia.
Otros días se cansaba de labrar en unidades y cambiaba las sintaxis de alguna oración. En el peor de los casos caía por el fuero de un arquetipo mortal, y al observar los rostros a su alrededor alteraba el orden de nuevo y salía eyectado  del agujero de su propia fórmica. A veces le prestaban una mano, otras era tan brillante que salía solo.
Buceaba otras lenguas, le divertía saber que había entidades que solo existían en algunos lugares, o que estaban inundadas de una polisemia feroz.
La realidad consistía en que éste personaje no sabía, en última instancia, si era hombre, mujer, gato o flor, siempre dependía de qué lado del lenguaje perdiera el equilibrio y cayera.
Un día de tanto ensayar el metalenguaje, descubrió un orificio en su propia mente. Así como lo hacen los agujeros negros, todo comenzó a filtrarse por su abertura. Las historias,  los hechos, las crónicas, sucesos y hazañas.
Tanto así que se desdobló hasta no sentir su cuerpo, su pecho se abrió en dos, sintió toda la fragilidad de su existencia...eso lo apabulló.
Lo invadió un silencio con sabor a óxido y cobre...y por primera vez se sintió excarcelado, se sintió en libertad, había llegado a experimentar el metalenguaje de sí mismo.
De pronto el agujero comenzó a sufrir espasmos, a retorcerse, a invaginarse...y de nuevo nació.

En el eco del silencio podía escucharse: "Sé de una manera visionaria: moriré de poesía, más por poesía que por verdad" (Cronopios y Famas. J. Cortázar)



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