domingo, 12 de octubre de 2014

un dia en la plaza

Una mariposa mirándome sin ojos,
como si me pidiera que escriba sobre ella,
agarre el lápiz, el papel, - que creo ella había advertido en mi mochila-,
y revoloteó por encima de mi, precía entusiasta, eufórica,
y luego volvió a pararse- a corta distancia- mirándome,
y yo curioseaba acerca de si  haría eso- eso de buscar atención- con toda la gente...
pero nunca nadie se detuvo a mirarla, menos a escribir algo sobre ella...
Una mariposa, esas mariposas, tienen en sus alas, un montón de dibujos y colores que arbitrariamente alguien o algo puso ahi pero nadie se detiene a preguntárselo, nadie se detiene a mirarla.
No es trivial que las mariposas, esa mariposa, lleve en sus alas tanto misterio y tanta verdad, esa verdad que no se discute, que no nace de ninguna controversia, sino que es simplemente universal.
Algo lo puso ahi, alguien.
Cuando dejo de escribir  vuela a mi alrededor y cuando escribo se para a verme, vigilarme, quizas hasta me juzga, pero no me da la espalda sólo se queda inmóvil esperanado... esperar, permanecer, quedarse, también es en ella una verdad inevitable, porque no hay mas certeza que en el institnto
y esa mariposa, las mariposas, son todo institnto, todo alas, todo colores.

Las mariposas, esa mariposa, no necesita de nadie porque sabe de su finitud, entonces es libre, mas libre que cualquiera, entonces despliega sus alas orgullosa de ser... porque sabe de la belleza de ensancharse y de volverse a la nada.

Quizás quería que hablara de eso...de ese - el fin-, que como ella, es todo libertad; o quizás solo quería que la mirara o solo que  sintiera que el desenlace en si mismo nunca es digno de cohabitar con el miedo, que es mejor ver en la vida y en la muerte-tanto la muerte carnal o esas muertas breves que terminan constituyendote de nuevo- solo una posibilidad, ni buena ni mala, por lo que no se necesita ni mas suerte ni menos mala suerte, como ellas, las mariposas, esa mariposa que reconoce su destino con entereza y hasta con un poquito de intrepidez; y muestra sus colores y es todo alas, y todo libertad.

A veces en ese devenir de nuestra existencia- ese que algunos llaman vida, siendo enrealidad un recorrido tan inatrapable por una palabra que lo defina-, necesitamos esconder nuestras alas repletas de colores porque que nadie las mire nos lastima, pero los que somos todo institno y no tenemos mas estrategia que la de ser nosotros mismos sin la oportunidad de resuguardarnos y de protegernos por mas espanto que causemos en los demás,- los demás... esos que no entienden de la pasión que duerme en la fueza del institno-,  no nos queda otro camino que el de la mariposa, no necesitamos ni menos ni mas suerte sino resignarnos o mejor dicho entregarnos a cargar con nuestros propios colores, a ser todo alas, todo brutal libertad, y a viajar solos esperando posarnos, algun dia, cerca de alguien capaz de sostenernos la mirada, que nos descubra, que nos piense... alguien al quien, hasta tal vez, le den ganas de escribir sobre eso.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario